Me levante de la cama. Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina. Mientras pasaba por el hall, me percaté de que en la esquina, al lado de la estufa, había una niña. Una niña de unos 16 años. Era delgada y no muy alta. Tenía una larga melena rubia, y unos grandes ojos verdes. Parecían de vidrio, como el de las botellas de Coca-Cola. Sus labios, de un color morado por el frío, destacaban en su pálida piel. Sus ropas estaban mojadas.
No se dió cuenta de que la estaba mirando hasta que le pregunte su nombre. Ella empezó a murmurar:
- Perdón, lo siento,... No quería colarme en su casa, pero...
Le puse el dedo delante de la boca para que callara.
- No hace falta que me pongas excusas- le dije-. ¿Te apetece un chocolate caliente?
- Perdón, lo siento,... No quería colarme en su casa, pero...
Le puse el dedo delante de la boca para que callara.
- No hace falta que me pongas excusas- le dije-. ¿Te apetece un chocolate caliente?
Asintió con la cabeza. Me acerque a ella para ayudarla a levantarse. Cuando la toque, pensé que lo mejor sería que se fuera a cambiar de ropa. Antes de que yo pudiera decir nada, ella dijo:
- Perdone, pero si no le molesta me gustaría poder ir al baño a cambiarme de ropa. Usted… no tendrá algo de ropa para chica, ¿verdad?
Asentí. Le indique donde podría encontrar algo de ropa. Sin quererlo, una lagrima rodo por mi mejilla. La niña, preocupada, me pregunto si me ocurria algo.
Le dije que no se preocupara, que se fuera a cambiar que luego se lo contaría.
Me puse a preparar el chocolate caliente. Pensé en Alicia. Hacía tiempo que no lo hacía, la niña me recordaba a ella. Su voz me saco de mi mundo. Decía:
- Hola, me llamo Lucy- dijo con una sonrisa de felicidad en la cara-. Tengo 16 años, pero el 3 de febrero cumplo 17. ¿Y tu? ¿Cómo te llamas?
Sonreí. Llevaba la camiseta favorita de Alicia de color rosa, su color favorito, con letras en negro. Se la regale yo el año pasado por su cumpleaños. Intente que no se notara la angustia en mi voz y empecé a hablar:
- Mi nombre es Josh, y tengo 20 años.
Lovely, está tan bien escrito que, si no fuera por las tildes (léase la ausencia masiva), creería que lo ha escrito Jane Austen. Muy bueno, chiqui, sigue así.
ResponderEliminarSiento lo de las tildes, fallo mio no le voy a echar las culpas al ordenador. Gracias por el piropo y lo ánimos. Ya he escrito un poco más, y sigue curioseando por aquí.
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