Cuando llegue a la estación me la encontré con una mochila verde pistacho a la espalda, el móvil en las manos y la camiseta que le di el primer dia puesta. Me quede embobado mirándola. ¡Joder, pero que guapa es! Sus ojos color verde resaltaban con el rosa de la camiseta, las facciones de su cara eran perfectas, podría ser modelo si ella lo quisiera. Levantó el rostro. Quise saber lo que miraba, y vi a Sergio y a Sara con unas bolsas de viaje. Abrazaron a Lucia. Me fui acercando.
- ...estará al caer- dijo Lucia.
Sergio me miró y señaló mi dirección.
- No pensé que fueras a venir-dijo mientras me saludaba.
"Ni yo", pensé. Sara se acercó y me saludó. Lucia se me acercó también, me abrazó y me susurró al oido:
- Te esperaba impaciente. Gracias por venir.
- Venga, vamos. Que perdemos el tren- dijo Lucia separándose de mi.
- Oye, ¿alguien me puede explicar que pasa?- dije malhumorado.
- A mi no me mires,- dijo Sergio- yo sé lo mismo que tú. Aquí todo ha sido idea de Lucía.
- Si,ha sido idea mía. Y ya que estamos aquí no vamos a desaprovechar la ocasión de no irnos de viaje todos juntos, así que vamos, que perdemos el tren- contestó Lucia frente a la mirada de todo el mundo y empezando a andar.
Todos seguimos a Lucia. Aunque por fuera pareciera que estaba cabreado, por dentro no podía dejar de reírme. Sergio me miró, se acercó y me dio un golpe en el hombre. Después, volvió a posar su brazo sobre los hombros de Sara y siguieron a lo suyo,como si esto fuera de lo más normal del mundo. Me adelanté hasta alcanzar a Lucía. Caminamos uno al lado del otro en silencio, hasta llegar a la puerta de embarque donde nos pidieron los billetes. Lucía los sacó y se los dio a la azafata. Pasamos y fuimos andando por la estación. Pensé que iríamos en turista pero me extrañé mucho tras pasar todos los vagones de turista y llegar a los de primera clase. ¿Cómo narices Lucía había conseguido el dinero para pagarnos un billete de tren de primera clase? Subimos al vagón. Todo era tan espacioso y tan cómodo. Yo estaba acostumbrado a este lujo, puesto que mis padres de acogida tenían bastante dinero y eran unos grandes empresarios internacionales, pero a Sergio y a Sara se les veía en la cara que esta era su primera vez con tanto lujo. Se sentaron ellos en los asientos de la derecha y Lucia y yo en los de la izquierda. Lucía me preguntó si me importaba mucho que ella se sentara al lado de la ventana. La dejé pasar en forma de respuesta.
Al principio, no quería hablarla. Estaba enfadado, no me había dicho nada de nada y había mil y un preguntas rondando en mi cabeza que necesitaban de una respuesta. Lucía se dio cuenta de esto y no dejaba de rogarme que la diera una oportunidad para explicarse, que si después de explicarse no me convencía su respuesta podría bajarme ne la siguiente estación y volver a casa.
- A ver... Explícate...- le dije cediendo a sus suplicas.
- Pues, a ver, me preocupó mucho el que no hablaras con nadie, ni quedaras con nadie- la miré como negando lo que acababa de decir-. Si, ya sé que hablabas con Sergio en la universidad, y con tu tutor en las practicas, pero no eran más que conversaciones simples, sin gracia y sin que produjeran un cambio en ti.
No pude evitar darle la razón.
- Al principio, creí que dejándote las notas por la mañana al lado del café conseguiría "revivirte", aunque fuera un proceso largo y costoso. Cuando pasaron los tres meses y vi que no cambiaba nada planeé todo esto. Después del viaje comprobaré si has cambiado o no, y si no lo has hecho te prometo que desistiré y dejaré que te hundas en tu depresión o que hagas lo que quieras, por que no se que más podría hacer para que cambiaras- terminó Lucia diciendo esto último en tono sarcástico.
- Vale, eso lo entiendo, pero, ¿de dónde has sacado el dinero para pagar este viaje?
-Trabajando- dijo apartándome la mirada.
- Si, ¡¿en qué, eh?! Porque trabajando en trabajos de un par de meses no se consigue tanto dinero como para pagar cuatro billetes de primera clase. Además, ¿a dónde vamos?
- Lo primero, si no te gusta mi respuesta, imagínate la tuya propia, y lo segundo es todo un misterio hasta que lleguemos o descubrelo por tu cuenta, pero le quitarías toda la gracia a esto.
La miré dando a entender que no estaba contento con su respuesta, y ella me respondió con una sonrisa burlona y un beso en la mejilla.
- No pienses tanto y disfruta- dijo mientras se recostaba en mi hombro y cerraba los ojos.
Laísmo, leísmo. Por lo demás, muy bien. Buen ritmo, intriga, engancha.
ResponderEliminarEspero que aclares de dónde sale Lucía, por qué no estudia, si no la busca su padre (al fin y al cabo, es menor). Padres de acogida, ¿hay padres biológicos? Etc.